Los parques infantiles tienen mucho que ver con el desarrollo de las ciudades y de las personas, porque el juego es el lenguaje de la infancia y su forma de relación, además de un derecho universal. Jugar se identifica con el placer, la libertad de elegir y el reto de superarse una y otra vez y por ello los parques no son lugares de paso o de tránsito, sino que son lugares para crecer y vivir.
Vivir la infancia jugando puede contribuir a un desarrollo saludable de la actividad física habitual, así como de las habilidades sociales, emocionales y de las capacidades cognitivas, porque el juego contribuye al desarrollo integral del individuo. Desde los primeros años de vida, los niños y niñas se estimulan a sí mismos jugando y mientras crecen, el juego les acompaña en sus aprendizajes de forma natural y en su socialización, potenciando la creatividad, la autonomía individual y la capacidad de riesgo, haciendo que los parques sean escenarios pedagógicos.
En La cova de L`Àguila de Picassent se juega por placer, asumiendo riesgos, creando recorridos y haciendo divertida la aventura, con la libertad que da sentirse protegido.